La cajita de música

Imagen extraída del wordpress Música y Movimiento (Jose Manuel Acuña)
En la habitación hay cuadros, un armario empotrado, numerosas estanterías llenas de libros, cómics y peluches. Hay una cama tocando a la pared, y un escritorio al lado de ella, con una silla de color verde. En la mesa de estudio hay una lámpara, un despertador y muchos folios. Documentos, para ser exactos. Mucha letra y mucho mundo en tan poca superficie. Y allí, a lo lejos, un mueble de los cajones que sostiene la estantería. Está lleno de figuritas, algunas de ellas un poco especiales. Y allí, apartada, una cajita de música con la melodía de la niñez en su interior. Le doy cuerda a la cajita, y me canta, me encanta, la canción. Salgo corriendo de la habitación y me voy al baño, justo delante de la puerta de mi cuarto. Me miro en el espejo y vuelvo a ser el yo de entonces, el yo de esa cajita. Pelo rubio, ojos azules y dos palmos más pequeña. Con sonrisa de oreja a oreja, con alma de niña y el sentido de la vida recuperado. Y es que a veces se nos olvida lo importante cuando crecemos, y no recordamos que la vida está en las cosas pequeñas, en aquellos detalles como el volver a hacer sonar la cajita. Con ello, un hecho tan simple, se nos esboza, de nuevo, una sonrisita de niño pequeño. De esas tan tiernas, de esas tan humanas. De esas sonrisas que hacen plantear si el yo actual sigue siendo humano, o si en algún momento dejó de serlo.

1 comentario:

  1. No hay que perder la capacidad de volver a vivir las cosas como si fueran la primera vez. Espero esa cajita siga sacando sonrisas.

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